¿Te ha pasado que quieres algo con todo tu ❤ pero no sucede?
Puede ser que quieras vender un producto o servicio que has hecho con todo tu corazón y no se venda ni uno.
Puede ser que quieras que ese live, llamada telefónica o seminario sea un éxito, pero no es así.
Puede ser que quieras que una relación funcione con toda tu alma, pero no va por el camino que esperabas.
Puede ser que hayas dado todo de ti para que esa entrevista de trabajo te diera ese puesto que tanto querías y te habías preparado. Pero recibiste un no.
Viene la decepción y la autocrítica.
Justo ayer me sentí triste porque algo no salió como esperaba. Hice algo con todo mi corazón pero no tuvo el resultado que quería.
Y empieza la mente…
¿Será que no fui lo suficientemente buena?
¿Será que esto no es para mí?
¿Y si me esfuerzo más?
Entonces ocurrió lo que me ocurre cuando decido escuchar atenta a mi gurú interno por encima del ruido de mi mente.
Y fue esto:
Existe este majestuoso, profundo, misterioso y enorme sistema; el que soporta las estrellas, planetas y galaxias.
El sistema que creó el cielo y las montañas que tanto amo ver a través de mi ventana.
Este sistema tan divino que sabe perfectamente qué es lo mejor para mí (energéticamente hablando). Es decir, sabe qué necesito para aprender las lecciones más importantes que me elevarán como ser humano y me harán evolucionar.
Y muchas veces, eso que necesito NO ES lo que espero lograr con algo o alguien.
Sencillamente habrá cosas que no resultarán porque hay una lección profunda que aprender de eso.
Tal vez es aprender a confiar, soltar, dejar ir, desapegarse o reconocer que ya lo tienes todo.
Y no son visibles. Son intangibles. Nadie lo notará. Son para ti.
Si no confío en eso…si no confío en ese sistema que está diseñado para guiarme, apoyarme y darme todo cuanto necesito para madurar espiritualmente y evolucionar…
Si decido confiar en mi mente que me dice que no fui lo suficientemente buena o que me faltó más esfuerzo entonces estoy frita.
Primero porque para esa mente del ego NUNCA NADA es suficientemente bueno o sacrificado.
Siempre habrá más por hacer, más por dar, más por lograr, más por sacrificar. Nunca termina.
Hoy decido confiar en ese sistema que sostiene este planeta y a millones más.
Decido confiar en la energía que enciende mi corazón cuando medito.
Decido confiar en la voz que escucho cuando suelto el control de las expectativas que tengo con las metas, cosas y las personas.
Decido también aceptar que no todo lo que quiero se logrará, sencillamente porque muchas veces lo que queremos a nivel mental no es lo que está diseñado en nuestra alma para lograr, sino para aprender precisamente la lección de soltar y dejar ir.
¿Significa esto que debemos dejar de soñar y esforzarnos? No.
Lo que significa es que hay una línea delgada entre dar lo mejor de nosotros en un tema en particular y obsesionarnos más allá de lo que podemos controlar y hacer.
Nuestro esfuerzo para cumplir una meta o un sueño representa un 20% de la manifestación, el otro 80% es un misterio.
En ese 80% actúan fuerzas más allá de tu control. Es la inteligencia divina en acción, con el tiempo perfecto y divino para cumplir algo o para que aprendas a dejar ir.
Me gusta siempre entregar una meta, proyecto o sueño a Dios.
Le digo: «Ya hice lo que está en mis manos, ya di todo de mí para que esto se cumpla. Ahora suelto y te entrego esto para que sea lo que tú quieras porque tu infinita sabiduría sabe lo que es mejor para mí. Y en eso confío.»
¿Necesitabas leer esto hoy? Te veo🌸
Con amor,
Mary